Amena velada para los más mayores en la tarde del viernes de las Fiestas 2025, en la que también se corrió el segundo encierro campero de estas fiestas

En la tarde del viernes de las Fiestas 2025 no podía faltar un imprescindible del programa como es la cena que todos los años se celebra para las personas jubiladas y pensionistas de la localidad, y que el Ayuntamiento organiza en colaboración con la Asociación de Jubilados y Pensionistas de Cabanillas del Campo.

Se repartieron algo más de 300 raciones de una riquísima parrillada de carne. Los maduritos de Cabanillas dieron buena cuenta de los chorizos, pinchos morunos y pancetas. Acabado el reparto entre los jubilados, se ofrecieron raciones al resto del público que se acercó a la Plaza del Pueblo.

Tras la cena comenzó la música, con «The Music Show», un grupo de verbena clásico, que interpretó pasodobles, rumbas, ritmos latinos, éxitos de siempre, y también algo de pop y rock de los 60, 70 y 80.

Los mayores no se cortaron, y se animaron a echarse unas piezas parando, templando y mandando, como mandan los cánones.

Segundo encierro por el campo
Previamente, unas horas antes se había celebrado el tercer festejo de la Feria Taurina de este año, segundo encierro por el campo. En el Día de Santiago y por el paraje de San Blas, los santos parecieron aliarse con esta nueva suelta a campo abierto, que resultó muy vistosa.

De nuevo muchísimas personas apostadas en la zona de público, y un nutrido grupo de corredores y caballistas, participaron en esta suelta de reses, en la que se lidió un ejemplar de la ganadería de Enrique Serrano que generó emoción. La temperatura, de nuevo muy agradable, fue una estupenda aliada del festejo por segundo día consecutivo, tanto para los asistentes, como para el propio burel protagonista.

El burel tenía una magnífica planta, buen trapío, y aunque inició la lidia un poco reservado, cuando arrancaba a los cites de los corredores embestía siempre con bravura y el nobleza, lo que transmitió emoción al público y a los participantes. Era un toro verdaderamente bravo, que marcaba sus terrenos, y no permitía ninguna licencia a los caballistas, que hubieron de estar muy atentos.

Cena de los Jubilados
Encierro por el campo. Foto cedida por Rubén Manzanares
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