Aunque la mayor parte de los habitantes de Cabanillas se dedicaban a las labores agrícolas, había otras actividades bien distintas y de singular importancia para la villa, como era el de los transportistas de trigo o el oficio de corredor, sastres, zapateros, médico, escribano, etc. Cabanillas del Campo tuvo un molino harinero de cuatro piedras, el molino de Moyarniz en el río Henares, de gran importancia para el pueblo. También disponía de un molino aceitero, propiedad del Concejo, que estaba situado en la Plaza de Abajo. El obligado del lagar contrataba a los maestros de hacer aceite (mitad del siglo XVI).
También existió una fábrica de jabón, de la que se desconoce su ubicación y fecha de fundación. Alcanzó su mayor producción sobre 1704 con 800 arrobas. Una de las actividades con mayor relevancia a lo largo de los siglos XVI y XVII fue la del transporte de trigo en carros, destacando el número de arrieros que en Cabanillas había.