En Cabanillas los principales problemas se resolvían a Concejo abierto, en el que participaban, junto a los componentes del Concejo, todos los vecinos que lo deseaban. Era normal la celebración de Concejo abierto para tratar temas referidos al pago de impuestos.
Los miembros del Concejo se elegían el 26 de diciembre por un periodo de un año. Ese día se elegían dos alcaldes ordinarios (uno por los hidalgos y otro por los pecheros); dos alcaldes de la hermandad, tres regidores del Concejo y seis diputados, así como dos alguaciles. En el Concejo figura además un escribano de número, que cobraba de sueldo 5.000 maravedíes del siglo XVI, el único cargo retribuido del Concejo.
La compra de la jurisdicción de la villa en 1627
Cabanillas dependía de la jurisdicción de Guadalajara y hasta entonces era una aldea. El 6 de mayo de 1625 el rey Felipe IV necesitaba obtener dinero y para ello estaba dispuesto a vender los lugares realengos ó aldeas bajo la jurisdicción de ciudades y villas con jurisdicción civil y criminal. El Concejo de Cabanillas se reunió el 28 de septiembre de ese mismo año con la finalidad de comprar al rey su jurisdicción y otorgar todo su poder a varios de sus vecinos (licenciado Antonio García, Justo de Ocaña y Diego Martínez Gascón) para tantear el precio.
Eran alcaldes Fernando de Torres y Eugenio García. También acuerda el deseo de incorporar Benalaque a su término. El Decreto para efectuar la venta lleva fecha del 12 de Febrero de 1627. Los firmantes fueron el señor Miguel Ipenarrieta como representante del Rey y el licenciado Antonio García en representación del Concejo de Cabanillas del Campo. En estas escrituras se estipuló que la cantidad de vecinos que había en Cabanillas, incluido Benalaque era de 260 (en el último padrón aparecerían 21 vecinos mas) y una legua de término.
Cada vecino debía pagar 15.000 maravedíes (total 11.220 ducados), a los que habría que añadir los 2.500 ducados de la puja realizada, en competencia con la marquesa de Villahermosa, que llegó a ofrecer en la puja hasta 4.000 ducados, 1.500 más que el Concejo de Cabanillas. Sin embargo, la marquesa no consiguió el lugar y Cabanillas pasó a ser villa y a gozar de todas las prerrogativas que tal título conllevaba. La venta fue formalizada el 18 de Junio de 1627, sin embargo hasta el 18 de Febrero de 1628 el juez, don Miguel Negrete no dio la posesión de la jurisdicción de Villa al Consejo de Cabanillas, acto que se celebró en la puerta del Ayuntamiento. Tras este acto tuvo lugar la señalización de los mojones. Destacar que la limitación del término ocasionó un pleito con la ciudad de Guadalajara que se resolvió en 1632.
El 19 de Febrero de 1628 el rey nombró entre otros los siguientes cargos:
- Alcaldes ordinarios, Don Francisco de Medina y Mendoza y Pedro Pérez Estremera.
- Alcaldes de la Santa Hermandad, Juan Sanz de Villanueva y Blas de Valbueno. El 19 de Febrero de 1635 la villa en pleno se reunió en Concejo al no poder pagar las cantidades citadas y acordó la venta de Benalaque al mejor postor, cosa que no llegó a suceder.
Pósitos
Los pósitos eran instituciones municipales reguladoras del mercado local del grano, principalmente trigo. Hubo dos en Cabanillas del Campo: Pósito Pío y Pósito del Concejo. El primero fue fundado por el cura Pedro Carrasco, y era considerado como una institución de caridad. El pósito del Concejo tenia un mayordomo y varios oficiales y estaba regido por el Concejo.
Durante el siglo XVI Cabanillas del Campo se convirtió en una de las zonas que mayor cantidad de cereal suministraba a Guadalajara.
Relación con las Instituciones
La historia de Cabanillas del Campo hasta principios del siglo XVII está ligada a la historia de la ciudad de Guadalajara. En el aspecto religioso dependía del arzobispado de Toledo donde no era raro encontrar al cura de Cabanillas pleiteando con alguno de sus vecinos por alguna tierra. En cuanto a la administración de justicia, dependían de la Chancillería de Valladolid donde se resolvían todos los conflictos entre la ciudad de Guadalajara y el Concejo de Cabanillas.
Durante el siglo XVI la Villa participará con soldados y dinero en las numerosas guerras en las que estaban metidos los distintos reyes de España.
La Villa fue asaltada y saqueada en 1711 por parte del ejército austriaco, defensor del Archiduque Don Carlos, aspirante al trono tras la muerte del último rey de la casa de Austria. También saquearon el archivo del escribano de Cabanillas, Francisco Custodio de Saelices.