La Junta de Comunidades ha otorgado al instituto un premio de excelencia por su Programa de Autonomía Metdológica, que estimula el aprendizaje y la responsabilidad social y académica de sus alumnos.

Magníficas son las noticias que han llegado a las aulas del instituto Ana María Matute apenas un mes después del inicio del curso. Y es que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes, le acaba de otorgar un premio de excelencia en buenas prácticas educativas por su Programa de Autonomía Metodológica (PAM), el único de estas características que se está desarrollando a nivel regional. “Hemos recibido este reconocimiento con mucha alegría, porque viene a poner en valor el trabajo bien hecho y el esfuerzo adicional que la puesta en marcha de este programa requiere al profesorado del centro. Un plus que, por otro lado, asumimos encantados”, testimonia María Jesús Gómez, directora del centro campiñero.


Los orígenes del PAM se remontan al curso escolar 2006/2007, cuando el anterior equipo directivo del instituto –capitaneado por Elena Cuadrado– lo presentó para su valoración ante el claustro de profesores, que acordó su idoneidad de manera prácticamente unánime. Según los detalles aportados por Gómez, se trata de un programa de enriquecimiento curricular e innovación metológica que estimula el autoaprendizaje y la responsabilidad social y académica de los alumnos. Está inspirado en el Programa de los Años Intermedios del Bachillerato Internacional y adaptado a las características del centro.


La experiencia premiada por la Junta trabaja la creatividad científica, artística y literaria de los alumnos de 2º, 3º y 4º de la ESO a partir de cinco áreas de interacción; la primera denominada ‘aprender a aprender’, que intenta conseguir estudiantes autónomos en el aprendizaje. La segunda –bautizada como homo faber– indaga sobre el por qué y cómo creamos, mientras que la tercera aborda la relación del ser humano con el Medio Ambiente. Las capacidades para contribuir a la comunidad y ayudar a los demás se trabajan desde el área de ‘Comunidad y Servicio’, mientras que el último apartado se reserva a la ‘Educación Social y la Salud’.

 

La adhesión al PAM –que es totalmente voluntaria– implica una ampliación de horario en determinadas asignaturas y la realización de al menos 15 horas por curso de Servicios a la Comunidad en tareas del centro o en colaboración con entidades locales. Asimismo, en 2º y 4º el alumno realiza un Proyecto Individual en el cual profundiza en una temática de investigación y que debe presentar al final del curso ante un tribunal formado por tres docentes.

 

Los estudiantes que se suman al Programa adquieren un compromiso concretado por medio de contratos individuales que les obligan a cumplir los requisitos, la metodología y los planes de estudio que desarrolla. “A pesar del carácter voluntario de la experiencia, la aceptación es muy grande. Por ejemplo, en 2º de la ESO tenemos dos grupos con 52 alumnos”, indica orgullosa la directora del instituto de Cabanillas. Respecto a las metas que persigue el PAM, María Jesús Gómez apunta a un objetivo general –el de seguir mejorando cada día más la calidad de la enseñanza pública–, y a otro particular –lograr alumnos más responsables con sus estudios y con el resto de miembros de su comunidad–. Fines elevados y de premio, como el que desde el Gobierno regional ha otorgado el grado de excelencia a las prácticas educativas del instituto Ana María Matute.

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